Del
otro lado de la reja está la realidad,
de
este lado de la reja también está
la realidad; la única irreal es la reja...
la realidad; la única irreal es la reja...
Así,
con Paco Urondo, se asoman las palabras de esta compañera
imprescindible para la lucha...
Por
Cármen Villalba.
El
Estado burgués Paraguayo
La
existencia del Estado no tiene carácter eterno, sino histórico, su
objetivo no es conciliar a las clases enemigas, el Estado está para
reprimir al pueblo si este quiere avanzar, si busca acabar con el
causante de su miseria y esclavitud.
El
pueblo en su sabio instinto de clase y su propia experiencia sabe que
la condición para acabar con su dolor, su pena, su condición de
paria, debe acabar con el causante de sus males, debe acabar con la
dictadura del capital.
Se
sabe también que sus décadas de luchas electorales y pacíficas no
le llevan a ningún lado, solo prolongan su dolor y su sufrimiento;
sabe también que de forma pacífica no podrá hacer frente a sus
verdugos que no tienen pudor para desplegar su intensidad criminal y
no duda en buscar ahogar en sangre al esclavo sublevado.
El
Estado dice Engels, resumiendo su análisis histórico, no es en modo
alguno, un poder impuesto desde fuera de la sociedad, ni es tampoco
la realidad de la idea moral, la imagen y la realidad de la razón
como afirma Hegel.
El
Estado es, más bien, un producto de la sociedad al llegar a una
determinada fase de desarrollo, es la confesión de que esta sociedad
se ha enredado consigo misma en una contradicción insoluble.
Percibir
la función del Estado como órgano conciliador situado por encima de
las clases, es caer en un idealismo pequeño burgués. Muy a menudo
la pseudo izquierda paraguaya cae en un oportunismo insalvable al
decir que la militarización de la zona norte usando como excusa la
de perseguir al Ejército del Pueblo Paraguayo, en realidad persigue
y criminaliza la lucha popular campesina.
Si
uno observa sin anteojeras lo que viene sucediendo en la zona norte,
es que la militarización de la zona insurgente es para perseguir
implacablemente a ese sector del campesino que se alzó en armas, ese
sector se cansó de mendigar a las instituciones burguesas para
recibir siempre promesas y engaños. Un sector que se cansó de los
dirigentes que predican la sumisión, la claudicación y la derrota.
Esa dirigencia domesticada y corrompida por la oligarquía paraguaya
y los gobiernos de turno, presenta al pueblo como incapaz de
enfrentar al ejército burgués bien alimentado y bien armado con un
presupuesto y recursos inagotables, pero en verdad lo que la
dirigencia cobarde y claudicante quiere reflejar en el pueblo es su
propio estrés y cobardía. La incapacidad de ver que el pueblo
quiere avanzar más y no quedarse con el estrecho margen que impone
la burguesía.
El
pueblo no quiere conciliar con sus enemigos de clase, ha agotado su
paciencia con la eterna espera de mejor condición de vida que según
estos depende de la buena voluntad del gobernante de turno. Si el
Estado burgués, órgano natural de organización de la violencia,
para proteger los espurios intereses de una minoría de parásitos
anquilosados en el cuerpo del pueblo.
La
burguesía paraguaya y el Estado burgués, ajustó su ley de
seguridad interna desplegando a militares en zonas guerrilleras
porque siente que ese sector del pueblo ha tomado conciencia y
confianza de que es capaz de tomar su destino en propias manos y
busca cortar ese cuerpo social anquilosado por estos parásitos.
La
burguesía paraguaya se siente amenazada y dice que debe restaurar el
orden y “pacificar” la zona.
La
pseudo izquierda pretende culpar al EPP del carácter criminal del
gobierno, que según estos, provocados por el EPP, persigue y
criminaliza la lucha popular. La burguesía paraguaya no necesita
provocación para perseguir, reprimir y asesinar al pueblo pobre,
siempre lo hizo, es más, ahora muy por el contrario, cuida y mide su
intensidad criminal contra el pueblo desarmado de la zona norte,
busca ganarse llevando asistencia en salud, educación, arreglo de
rutas, implementos agrícolas (hasta los campesinos sin conciencia
política pueden sentir y ver que nunca antes como ahora y en ningún
otro lugar que no sea el norte, siendo que la pobreza extrema es en
todo el país, el Estado busca amansar con concesiones y migajas al
campesino rebelde, busca alejar al pueblo de la guerrilla
construyendo hasta viviendas, hoy en zona norteña) nunca antes
sucedió, sino solo después de la aparición del EPP.
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